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Tipos de calambres musculares

Calambres verdaderos

El tipo más común de calambres musculares se conoce como calambres “verdaderos”. Esta denominación resulta controversial para muchos ya que cualquier calambre que cause malestar es un verdadero calambre. En este artículo nos enfocamos en explicar las causas de estos calambres específicamente.

Calambres tetánicos

Los calambres tetánicos ocurren cuando los nervios envían señales a los músculos para que permanezcan constantemente contraídos. Su nombre se debe a los calambres causados ​​por la enfermedad del tétano, pero existen calambres de otra naturaleza que también se incluyen en esta categoría. Las causas y los síntomas son muy variados.

Calambres distónicos

También podrían ser llamados calambres por sobreuso o calambres por movimiento repetitivo. Este tipo de calambre muscular se produce cuando ejecutamos un movimiento de forma repetitiva, o cuando una contracción se mantiene por un tiempo muy largo. El calambre del escritor, que suele ocurrir después de mantenerse escribiendo durante varias, es un ejemplo de este tipo de calambres.

Causas de los calambres

Los calambres musculares se definen como una contracción involuntaria de un músculo. Estos pueden durar desde unos pocos segundos hasta varios minutos. La mayoría de los expertos opinan que los calambres musculares se asocian con la hiperexcitabilidad o hiperactividad de las terminaciones nerviosas en el tejido muscular.

El mecanismo exacto de cómo se producen los calambres no se entiende completamente, pero se sabe que hay varios factores que juegan un papel desencadenante. Los más comunes son la deshidratación, los desequilibrios de electrolitos y deficiencias de minerales y nutrientes, y la actividad física vigorosa en presencia de los factores anteriores.

Las deficiencias de nutrientes: los 4 electrolitos principales son el sodio, el potasio, el magnesio y el calcio. Estos minerales juegan un papel directo en la actividad muscular. La deficiencia en uno o más de ellos puede conducir a calambres, especialmente durante el ejercicio.

La deshidratación: nuestro cuerpo se compone mayormente de agua. El agua desempeña un rol fundamental en casi todas las funciones corporales, incluyendo la actividad muscular. Cuando no se bebe la cantidad de agua suficiente al día es muy fácil deshidratarse. Es importante beber al menos 8 vasos de agua diariamente. El mecanismo de la sed no suele ser un medio fiable para medir la deshidratación. Por lo general es una señal de deshidratación grave y no de deshidratación leve o moderada. Cuando sientes sed significa que has estado deshidratado por algún tiempo. La deshidratación, junto con la deficiencia de nutrientes, es la causa principal de los calambres musculares.

La circulación restringida: el flujo de sangre restringido también es un factor que puede causar calambres musculares. Si bien probablemente no es una causa tan común como las deficiencias electrolíticas y la deshidratación, no debe ser pasada por alto, especialmente en personas mayores. El uso de ropa muy ajustada o bandas durante la actividad física puede restringir el flujo sanguíneo en cierto grado, lo que podría desencadenar calambres.

La falta de flexibilidad: un músculo que está demasiado apretado puede ser un factor desencadenante para los calambres musculares. Cuando la flexibilidad no es suficiente para la actividad que se realiza e impide el rango de movimiento deseado, es común que surjan espasmos y calambres.

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Artículo publicado por: Sandra Fernández Alonso. Última revisión: julio 13, 2019.